San Agustín
La orientación fundamental del Proyecto Educativo se sustenta en tres pilares:
1. Identidad Institucional
- por la Interioridad a la Verdad
- por la Verdad a la Amistad / amor
- por el Amistad / amor a la Libertad
- por la Libertad a la Solidaridad / Responsabilidad
- por la Responsabilidad / Solidaridad a la Comunidad
- por la Comunidad a la Transcendencia
“Cuanto con mayor ardor prefieres el bien común a los propios intereses, tanto más seguro puedes estar de haber adelantado en la virtud” (San Agustín, Regla VI). “Anteponer las cosas comunes a las propias y no las propias a las comunes” (San Agustín, Regla, V, 30). La Comunidad es un valor esencial a la pedagogía agustiniana; ante el reto del individualismo, la comunidad es la vivencia de una actitud opuesta al egoísmo. Se expresa a través del diálogo, la aceptación, la acogida, el compartir, la comunión, la solidaridad, la sencillez y la unión de corazones en Dios. En el reino de la individualidad mostrar una actitud que busque aunar, que lo común prime sobre lo propio. Se expresa en el diálogo, la comunicación, la aceptación, la acogida, el compartir
El Bien Común es un concepto elemental para comprender la dimensión política de la igualdad de oportunidades; es decir, cómo el entorno permite desarrollar las capacidades de las personas y grupos, buscando la eliminación de los distintos obstáculos para ello. Querer el bien para el otro de forma desinteresada, siendo el distintivo y el motor de la vida del ser humano.
La Transcendencia: Educar para la transcendencia es viajar desde la corteza al fondo, apostar por la profundidad, cultivar una visión profunda del mundo, de sí mismo y de la historia. No nos conformamos con ofrecer al alumno una visión superficial y panorámica. Deseamos que vaya al fondo, que sienta la inquietud de penetrar en la esencia de las cosas y, en particular, en el fondo de sí mismo.
1.- Trascender el yo y el nosotros: Trascender es abrirse al tú y a los demás. Este movimiento es connatural a la persona, que se constituye y enriquece al salir del recinto de su conciencia y abrirse a los otros. La trascendencia invita a superar la tendencia a pensar en uno mismo, a calcular los propios intereses. Significa superar la tendencia individualista y egocéntrica de la persona inmadura y adentrarse en el mundo de los otros. Es un acto de crecimiento.
2.- Trascender el presente: Somos seres históricos, venimos de un pasado y anhelamos un futuro. Educar a una persona consiste también, en hacerle tomar conciencia de su naturaleza histórica. Trascender significa abrirse a la perspectiva de futuro, ir más allá del ahora y el aquí y anticipar lo que puede llegar a ser. También significa recordar, mirar hacia atrás, para valorar lo que hemos hecho y recordar las lecciones aprendidas. Educar el sentido de trascendencia es ayudar a tomar conciencia al educando del pasado del que procede, de la historia colectiva a la que pertenece; pero, a la vez, consiste en hacerle tomar conciencia de que el futuro no está escrito, sino que depende, en gran parte, de él.
3.- Trascender los valores materiales: En contextos intensa y extensamente marcados por el materialismo y por el consumismo, hay que reivindicar los valores espirituales que abren a la persona un universo completamente nuevo. Los valores son horizontes de referencias, que podemos, gradualmente, conocer y amar, podemos proponernos como hitos de nuestro propio itinerario. Trascender los valores materiales no significa olvidarse del valor que tienen las cosas, los objetos, el cuerpo, el dinero. Significa descubrir que, más allá de todo este orden de cosas, hay otra constelación que también podemos cultivar y amar. Valores como el silencio, la meditación, la conversación no son valores materiales, pero son esenciales para el equilibrio emocional y mental de la persona.
4.- Trascender la banalidad: Trascender es ir a fondo, explorar el núcleo de las cosas, no quedarse en la periferia, en la corteza de los problemas. Hay una tendencia a quedarse en la anécdota, en la mirada simple que no penetra en la profundidad de las cosas. La cultura audiovisual de masas es un ejemplo paradigmático de cómo se extiende vertiginosamente la banalidad en todos los sectores. La cultura de masas está directamente enfrentada con todo lo que signifique pensar, profundizar, reflexionar. Trascender la banalidad es una condición para cualquier experiencia religiosa. Sólo quien va al fondo, experimenta el encuentro con el Tú infinito de Dios.
El Colegio y la Familia son expertos en humanidad, experiencia que acentúa la necesidad de general una cultura basada en valores como el respeto, la honestidad, la justicia, el sentido de pertenencia, la paz y la sustentabilidad. La invitación a la reflexión compartida en torno a estos valores se enmarca en las siguientes pautas:
El Respeto
La Honestidad
La Justicia
El Sentido de Pertenencia
La Paz
La Sustentabilidad
2. Objetivos y Ejes Articuladores
Desarrollar procesos educativos de calidad, de tal manera que nuestra Comunidad Educativa, fundamentada en los valores del Evangelio, se convierta en agente dinamizador del cambio, promueva la justicia, el trabajo productivo, la participación, la solidaridad y la organización, para dar respuesta a las necesidades de la persona, a la realidad de Venezuela y a la vida de la Iglesia. Ofrecer una educación de calidad que desarrolle las competencias básicas en sus alumnos mediante el enfoque constructivista de aprendizaje significativo, que cuente con docentes motivados y capacitados, con recursos didácticos y tecnológicos, con servicios de apoyo, seguimiento a sus alumnos, para responder a las necesidades y requerimientos de una educación con pertinencia social.
Nos proponemos:
- Formar en valores.
- Ofrecer una enseñanza de calidad.
- Fomentar el desarrollo moral de los alumnos.
- Propiciar una oferta educativa con estilo pedagógico humanista.
- Desarrollar el enfoque constructivista de aprendizaje significativo.
- Desarrollar competencias básicas y específicas en los alumnos.
- Privilegiar las áreas instrumentales (lengua y matemática).
- Intensificar el estudio de una segunda lengua extranjera (inglés).
- Suscitar la participación de todos los miembros de la comunidad educativa y la responsabilidad social corporativa.
- Desarrollar las políticas de cobertura, inclusión, retención y pertinencia en el proceso educativo institucional.
- Favorecer espacios para el desarrollo de destrezas, habilidades y potencialidades científicas, culturales, artísticas, deportivas, recreativas, etc.).
Considerando estas premisas, el Proyecto Educativo se traduce en diversos pilares que explicitan un sello formativo distintivo, que se proyecta en el quehacer educativo para los próximos años. Estos son:
Para un mejor desarrollo de la propia personalidad y para estar en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Conlleva una cabal utilización de las posibilidades que cada persona posee: memoria, razonamiento, sentido estético, capacidades físicas, aptitudes comunicativas, etc. El alumno tiene que entender el sentido de sí mismo, entender el alcance de sus aspiraciones, de sus triunfos y de sus fracasos. Su meta fundamental es entenderse para poder entender a los demás.
La formación humana, como principio institucional, privilegia a la persona como ser integral, único e irrepetible; este concepto gobernará toda la propuesta pedagógica obligando tanto al estamento institucional, en general, como al maestro en particular, a considerar su quehacer como un compromiso que va más allá de la simple administración educativa y de la didáctica específica de lo que su dominio académico le exige.
En el Colegio San Agustín, se tiene como propósito fundamental la formación en valores, no sólo de forma teórica sino a partir de la práctica de los mismos. Se espera que todos los miembros de la Comunidad Educativa actúen con criterios claros y éticos.
Combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar los conocimientos en un determinado número de materias. Supone: aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida; apropiarse de herramientas de aprendizaje autónomo; y tener la certeza de que el conocimiento, además de complejo, es dinámico.
La exigencia académica, principio correspondiente a este eje, orienta el quehacer de docentes y alumnos en procura de alcanzar y mantener altos niveles de exigencia, condición indispensable para una cualificación efectiva en los resultados institucionales e individuales.
Desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia (capacidad para realizar proyectos comunes y preparación para el manejo de conflictos), respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz. Parecería adecuado dar a la educación dos orientaciones complementarias: (i) el descubrimiento gradual del otro; y, (ii) la participación en proyectos comunes como método para evitar o resolver conflictos.
La interacción social implica la necesidad de realización personal en el contexto de vida en comunidad de la cual todos participamos. Con base en lo anterior, el alumno recibe la preparación conceptual y se le brindan los espacios necesarios para que vivencie los principios constitucionales de participación, democracia y pluralismo en un marco de respeto por la autoridad y el poder, la sana vivencia de las normas (leyes) y una continua búsqueda de la justicia, la paz, la equidad y el respeto por la vida.
Se relaciona más estrechamente en cómo enseñar al alumno a poner en práctica sus conocimientos, en cómo cualificarlo para su futuro profesional y, de manera fundamental, a prepararlo para un mercado de trabajo cuya evolución no es totalmente previsible. El mundo del trabajo exige de cada persona un conjunto de competencias que combinan la calificación propiamente dicha adquirida mediante la formación técnica y profesional, el comportamiento social, la aptitud para trabajar en equipo, la capacidad de iniciativa y la de asumir riesgos. Entre dichas cualidades, cobra cada vez más fuerza la capacidad de comunicarse y de trabajar con los demás, de afrontar y solucionar conflictos.
Corresponde, como principio, actuar en contexto en concordancia con un planteamiento común a las sociedades desarrolladas o en proceso de desarrollo: cómo aprender a comportarse eficazmente en una situación de incertidumbre y cómo participar en la creación de futuro.
Declaramos que «los valores son los que guían a la organización esperada. Para lograr los objetivos, es necesario mantener los valores activos en el día a día. Los principales valores que el Colegio ha definido como base para orientar su trabajo educativo se sustentan en la dignidad e igualdad de la persona humana como unidad indisoluble; ser original, irrepetible e instalado en la diversidad».
En el Colegio San Agustín se concibe la Educación en Valores como un proceso formador que instala un componente ético básico en los alumnos, concepción que responde a la decidida voluntad institucional para que esta dimensión sea un eje constitutivo de su perfil profesional. La fuente de esta formación ética está dada por su desafío de catolicidad, arraigada en su identidad agustiniana. Esto hace fundar esta dimensión en principios éticos racionales comunes a toda la humanidad, compartidos desde el humanismo cristiano, alcanzando su plenitud en la persona de Jesús de Nazaret y su mensaje.
Las ciencias de la educación actual -considerando los aportes de la psicología, la sociología y la filosofía de la educación, entre otras ciencias y bajo las más diversas tendencias educacionales-, han constatado que el fenómeno educacional se da en el sujeto que aprende. Dicha constatación significa comprender que la acción educativa será efectiva sólo en la medida que implique la generación de situaciones de aprendizaje, que pongan en acción al sujeto que aprende en relación con el medio, los contenidos y las situaciones de aprendizaje.
Por lo tanto, el Colegio se propone transitar de una práctica docente centrada en la enseñanza a otra centrada en el Aprendizaje, tránsito que está mediado por la renovación del quehacer educativo mediante la adquisición de un modelo que permita alcanzar coherentemente este objetivo.
El enfoque centrado en el aprendizaje postula que quien aprende construye su realidad de acuerdo a la percepción que tiene de las diferentes experiencias personales, de manera que, el conocimiento que se genera es una resultante de las experiencias previas, las creencias que cada persona utiliza para interpretar su entorno y las características de la información a ser aprehendida. El conocimiento, entonces, no es el resultado de una mera copia de la realidad preexistente en una suerte de espejo mental, sino que, muy por el contrario, es un proceso dinámico e interactivo a través del cual, la información externa es interpretada y re-interpretada por la mente, que va construyendo progresivamente modelos explicativos cada vez más complejos y eficaces de la realidad. En este contexto, el aprender se constituye en una búsqueda continua de significado, en una constante asimilación y adaptación de la información estructurada en esquemas mentales preexistentes; un proceso activo y permanente de construcción de conocimientos, donde la persona que aprende realiza procesos de contraste y ajuste entre la nueva información y el conocimiento previo, lo que requiere contrastar y consensuar significados con sus pares y con el entorno, pues si bien, el proceso de aprendizaje es individual y personal, este no está desvinculado del contexto social y cultural en el cual se desarrolla el alumno.
En referencia a lo anterior, se hace imprescindible que las actividades de aprendizaje que se presenten, faciliten la construcción activa de los conocimientos a partir de la propia experiencia, a través de la reflexión crítica y la búsqueda de relaciones entre la nueva información y el conocimiento previo. De esta manera, el docente se transforma en un facilitador del proceso de aprendizaje, es decir, debe utilizar estrategias de estructuración del contenido que permitan el establecimiento de relaciones potentes entre todos los conceptos y aplicación de lo conceptual a situaciones del contexto profesional, en dinámicas que contemplen la interacción y el contacto social entre los alumnos, que estimulen la autonomía, el compromiso y el sentido de pertenencia a sus grupos de trabajo. De este modo, el aula y otros ambientes de aprendizaje tales como la biblioteca, salas de estudio, plataformas virtuales y ambientes reales (en empresas o instituciones del ámbito laboral), se transforman en lugares de interacción entre los diferentes actores, donde es factible «negociar» significados, construir conocimientos y desarrollar competencias.
Ahora bien, dado que los modelos educativos no son neutros, sino que tienen implícitos horizontes valóricos, ideales de persona y de sociedad a la cual se desea tender intencionadamente, la propuesta distintiva del Proyecto Educativo del Colegio San Agustín, subraya un sello que realza la «formación integral», enfocando los esfuerzos en el desarrollo de competencias específicas y genéricas que den el sentido de excelencia y calidad a los desempeños de sus alumnos.
Para lograr la inserción exitosa en el mundo globalizado, nuestro Colegio ha asumido el desafío de cultivar en sus alumnos el desarrollo de competencias relacionadas con:
La formación para la convivencia en la diversidad cultural, considerando que el multiculturalismo nos desafía a «Aprender a Convivir». En este caso, en una sociedad compuesta por personas de distintas culturas, es decir, sociedades donde las cosmovisiones y los valores tienen distintos significados y se ordenan de manera diversa. En este caso, es necesario educar para la tolerancia, el diálogo y la convivencia basada en una ética común.
Otro de los pilares de la educación en los tiempos modernos es el «Aprender a Ser«, es decir, educar a reconocer la propia identidad al alumno y el valor de la misma al servicio de la convivencia. Una tarea relevante, en este sentido, es el conocimiento de las raíces culturales propias y de los pueblos originarios, las riquezas de la propia región, su historia y sus desafíos de futuro.
El uso fluído y comprensivo de recursos idiomáticos y de tecnologías de la información. En consecuencia, se hace indispensable el inglés en la comunicación oral y escrita para recoger la información actualizada y poder interactuar universalmente por medio de esta lengua, sea en el mundo científico, político y económico. Sin perjuicio de lo anterior, hay que tener en cuenta que la necesidad del conocimiento idiomático se extiende a otras lenguas. Además, el uso de herramientas de infoalfabetización son tan necesarias para la comunicación, que hoy se le considera tan importante como el uso de la matemática o de la lengua materna.
Los desafíos que imponen los cambios del entorno en un contexto globalizado, altamente dinámico y en permanente cambio, ha llevado a la búsqueda de enfoques educativos que logren formar de manera integral al alumno. La formación integral subraya hoy la promoción y adquisición, no sólo de conocimientos sino también de herramientas que les permitan estar en constante actualización y adaptarse activa y flexiblemente a las demandas del entorno, de tal manera que puedan consolidar un aprendizaje significativo, adecuado a las necesidades personales y sociales, y donde proyecten un sello institucional que les permita enfrentarse a la sociedad de manera responsable y solidaria.
Uno de los enfoques que muestra mayor coherencia con el modelo educativo centrado en el aprendizaje es la Formación basada en Competencias. Este enfoque facilita la vinculación entre los procesos de formación y el mundo del trabajo, por cuanto permite la flexibilidad necesaria para estar en constante mejora y afinamiento respecto de referentes tanto internos como externos. Otra de sus características radica en responder a la evaluación de la calidad de la formación, a través de procesos de acreditación o certificación centrados tanto en resultados como en procesos.
La adopción y desarrollo de un proceso de aprendizaje como el anteriormente descrito, conlleva necesariamente a establecer una lógica para el desarrollo curricular de las diversas áreas y asignaturas, de manera de acortar la brecha entre la formación básica y los requerimientos del medio universitario y del mundo del trabajo y la sociedad. De esta forma, será posible retroalimentar permanentemente el plan de estudios, el perfil de egreso y las estrategias docentes utilizadas en pos de responder a estos constantes cambios del entorno.
En este enfoque, el desarrollo de planes curriculares exige un estudio detallado de lo que ocurre, tanto al interior del Colegio como en el entorno social, individualizando fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas vinculadas con su función, es decir, los análisis que permitan comprender las reales necesidades de cambio en virtud de las demandas del sistema educativo, el sistema universitario, el mundo productivo y el mundo social, contextos próximos a nuestros alumnos. Además, el Colegio, a través de sus coordinaciones de Etapa y de Planificación y Evaluación, debe precisar el perfil de competencias de egreso considerando la mirada externa del entorno y de otras instituciones escolares similares y la mirada interna respecto a los perfiles de ingreso, los recursos con los que se cuenta y las necesidades educativas de sus alumnos.
Teniendo claro que el primer ingrediente misional se orienta a que los alumnos aprendan y aprendan bien y mejor, el segundo se asume con igual importancia: el otro propósito central del Colegio es proporcionar espacios de socialización sana, donde los niños, los adolescentes y los adultos puedan desarrollar esas habilidades que están asociadas a vocablos tales como afecto, sensibilidad, gusto estético, empatía, ternura, comprensión, convivencia, etc. Este propósito del Colegio es posible gracias a lo que llamamos el clima escolar que garantiza a cada alumno asumir un compromiso serio por ser mejor persona cada día.
El clima escolar comprende todos los contextos escolares posibles: aula de clase, patio de recreo, salón múltiple, capilla, laboratorio, biblioteca, auditorio, campo deportivo, espacios administrativos y de servicios… y se refiere tanto a la convivencia dirigida y organizada en torno a los cronogramas y programaciones explícitas de conocimiento, como a las actividades lúdicas, a las actividades artísticas y culturales, a los momentos de descanso y recreo, a las salidas pedagógicas o al campeonato deportivo.
Ese clima escolar más espontáneo es donde se producen muchos de los aprendizajes no programados tocantes a la convivencia, la violencia, la construcción de los primeros roles sociales frente al grupo, el desarrollo del niño, del adolescente y del joven, el aprendizaje social, sus resultados, el puesto (rol) que se asuma en la sociedad y la satisfacción o frustración que todo ello conlleva.
Algunos supuestos para tener en cuenta:
- El Colegio como espacio de socialización significa siempre convivencia y aprendizaje de convivencia.
- La convivencia no se aprende de memoria, ni con textos; se aprende conviviendo, actuando con los otros y reaccionando al actuar con los otros.
- La convivencia se aprende cometiendo errores, participando en conflictos y aprendiendo a manejarlos de manera pacífica.
- La socialización es un tópico más difuso y difícil de administrar que la enseñanza porque desborda las fronteras del colegio llegando hasta la casa, la calle, la urbanización, el barrio, la ciudad, el grupo de amigos, el grupo familiar, las autoridades, etc.
Frente al orden actual de cosas, resulta fundamental que el clima escolar se construya sobre la base del entendimiento, del respeto por los demás, por sus ideas, por su forma de ser, de pensar y de actuar. En relación con ese querer ser no se puede dejar a un lado una situación preocupante, a la cual hay que atender.
Actualmente, parece que no sólo en nuestro país sino en todo el mundo hay una alarmante tendencia a la agresión y al maltrato generalizado. Parece que la sociedad está cada día más neurotizada, y la tendencia a la perversión y la psicosis están en aumento.
Nos hemos estado acostumbrando al maltrato, burlas, chistes ofensivos, malas palabras, gritos, descalificaciones, etc. Debido a esta hostilidad creciente entre los seres humanos, la sociedad civilizada se ve constantemente al borde de la desintegración. Desafortunadamente, aún con todos los avances de la cultura, las pasiones irracionales son más poderosas que los intereses racionales.
De ahí la capital importancia que tienen todos los métodos, estrategias y preceptos ideales para buscar que las personas se vinculen entre sí; de implementar una cultura del buen trato que sea fortalecida desde la familia y el Colegio.
Actitudes tales como saludar, agradecer, emplear la cortesía, el trato amable, las palabras de consuelo y de aliento, el decir claramente lo que no nos parece sin acudir a la violencia verbal, son promovidas en la cultura del buen trato. Podemos concluir que la cultura del buen trato no es algo natural en nosotros, pero sí es algo muy necesario.
Señalamos cinco elementos que resultan fundamentales para aclimatar una cultura institucional del buen trato:
Toda persona tiene acuerdos y desacuerdos. Toda persona debe tener la capacidad de resolver desacuerdos como condición para mantener un clima de buen trato. Se requiere: respeto por las diferencias, tolerancia y aceptación. Tener capacidad para “ganar” o “perder”; nadie es poseedor de la verdad plena; el otro también tiene un ancho de verdad. Transigir es importante para llegar a acuerdos y encontrar soluciones consensuadas.
Una cultura del buen trato exige cuidar los ambientes en que se producen las relaciones humanas, pero cuidar también de las relaciones que se establecen en esos ambientes. Quiere decir combinar el orden con la distensión; la disciplina (en el sentido de reglas básicas de juego) con la espontaneidad, para no caer ni en el extremo del colegio caótico, ni en el del colegio rigorista.
3. Perfiles
El proceso de formación en el Colegio San Agustín, pretende que el alumno:
- Se valore como persona, inteligente, con una voluntad y carácter propio y poseedor de la capacidad para crecer y madurar al ritmo que le garantizan su edad y el proceso formativo del cual forma parte.
- Se identifique con los postulados formativos contenidos en la propuesta pedagógica del colegio.
- Sea una persona amante del estudio, la investigación y la promoción de la ciencia para sí mismo y para sus compañeros.
- Tenga capacidad de construir y enriquecer constantemente su Proyecto Personal de Vida.
- Que evidencie buenas costumbres y actitudes positivas (apropiación de los valores institucionales).
- Se sienta orgulloso(a) de su colegio y lo represente dignamente, dentro y fuera de sus instalaciones.
- Dignifique su ciudad y su patria y se comprometa positivamente con su progreso y con su historia.
3. Perfiles / 3.1. Del Alumno, protagonista
El perfil del Alumno Agustiniano se halla reflejado en multitud de textos diseminados en los escritos del Águila de Hipona. Al hablar del alumno, San Agustín insiste en la necesidad de poner en práctica este principio: “El aprendizaje debe empezar por la exploración y reconocimiento de sí mismo, y debe culminar en el descubrimiento y disfrute de la Verdad”. En consecuencia, el Alumno ideal Agustiniano:
- Es esencialmente inquietud, insatisfacción, descontento. Él busca para encontrar y encuentra para seguir buscando. Ama para seguir amando y tener así, más sed de amor.
- Comienza por reconocer que el principal error del ser humano es que no se conoce a sí mismo. Por eso, su primer cometido será conocerse a sí mismo, con sus cualidades y limitaciones.
- Está abierto a los demás. Sólo es posible llegar a ser persona siendo con los demás, viviendo solidaria y comunitariamente.
- Está abierto a la trascendencia, a Dios. ¿Deseas la felicidad? ¿Amas la verdad? ¿Quieres ser libre? ¿Buscas amar y ser amado? No buscarías el amor, la verdad, la felicidad ni la libertad si no estuvieran dentro de ti. Esos valores, dice San Agustín, son la imagen de la Presencia de Dios en el ser humano.
- Es humilde y receptivo. Acepta sus cualidades y limitaciones: las cualidades son el reflejo de la Presencia de Dios en nosotros, las limitaciones son fruto del egoísmo. El objetivo es que crezcan las virtudes y se asuman humildemente las limitaciones. De esta forma, el alumno se fortalece con la convivencia para asumir las implicaciones de la disciplina social, estableciendo mecanismos adecuados, asertivos y sensibles de comunicación.
- Es posibilidad, capacidad, alguien que no está hecho y tiene necesariamente que hacerse. La vida es oportunidad y escenario. Viviéndola, y nunca dejándonos vivir por ella, nos realizaremos auténtica o inauténticamente. Todo depende del orden de valores – “orden de amores”- elegido.
Para San Agustín, el Alumno es:
3. Perfiles / 3.2. Del Educador Comprometido:
- Valore sus fortalezas y cualidades y las ponga al servicio de su causa pedagógica. Que sus limitaciones sean motivo de mejoramiento.
- Sea una persona abierta al diálogo y la escucha de lo que sugieren las autoridades escolares, sus compañeros, los padres de familia y sus alumnos.
- Apropie para sí el ideario pedagógico institucional (enseñanza constructiva y aprendizaje significativo).
- Respete las normas institucionales, las apropie y motive a los alumnos para que realicen procesos similares.
- Tenga un conocimiento adecuado de sus alumnos basado en el respeto y la aceptación.
- Sea persona de estudio y conozca nuevas tendencias en el campo de su competencia (disciplina) y pedagogía en general.
- Haga de su clase un escenario de participación creativa y de sintonía entre sus alumnos y la disciplina que gestiona.
- Posea alto sentido crítico y propositivo.
- Personalidad íntegra, empática, ética, con actitudes y valores cristianos, necesarios y vividos desde su tarea.
- Comprometido con la realidad y con clara visión del país, de su pasado, presente y futuro.
- Conciencia de su vocación de educador y orientador.
- Pertenencia y vinculación a la Iglesia, que llama a participar en su misión evangelizadora desde el campo de la educación.
- Competente en su trabajo y capaz de acompañar al alumno en el desarrollo de sus capacidades atendiendo a sus esfuerzos y logros; especialmente sensible al ritmo particular de cada uno; teniendo como criterio los valores del Evangelio.
- Capaz de integrarse y participar de modo positivo y creativo al trabajo en equipo.
- Apto para comprender, interpretar y transferir la cultura y los valores de los pueblos para lograr el respeto mutuo y el fortalecimiento de los vínculos de solidaridad e integración.
- Convencido de que se necesita una actitud de apertura frente al mejoramiento profesional continuo para actualizar el proyecto de vida y lograr así, nuevas metas de calidad, plenitud, integración y libertad.
San Agustín se expresa así del Educador:
- Comunicarse en lengua nativa de manera eficiente.
- Solucionar problemas de manera práctica, oportuna y eficiente mediante la aplicación de las competencias lingüísticas, matemáticas, científicas, tecnológicas y del buen manejo de la información.
- Socializar como miembro de la sociedad, asumiendo de manera exitosa sus compromisos ciudadanos y actuando de manera autónoma con total respeto por la pluralidad y las diferencias.
- Utilizar con propiedad el idioma inglés.
Cognoscitivas
Analíticas
Pensamiento analítico, capacidad para encontrar nuevas ideas y soluciones, predisposición para cuestionar ideas propias o ajenas y capacidad de síntesis.
De gestión del tiempo
Organizativas
Comunicativas
3. Perfiles / 3.4. Del Padre / Madre de Familia, participantes
- Fundamenta las bases de personas adultas con autoestima, motivación y sentido de sí misma.
- Enseña a afrontar retos, asumir responsabilidades y compromisos que orientan hacia una dimensión productiva, plena de realizaciones y proyectos e integrada en el medio social.
- Genera múltiples oportunidades para madurar y desarrollar los recursos personales que permitirán aprovechar y superar los retos y las pruebas que depara la vida.
- Permite el encuentro intergeneracional donde los adultos amplían su horizonte vital, formando un puente hacia el pasado y hacia el futuro.
- Forma una importante red de apoyo personal ante dificultades surgidas fuera del ámbito familiar; igualmente, un punto de encuentro en la resolución de las tensiones y conflictos que también pueden surgir en su interior.
- Sostiene una red de apoyo social para las diversas transiciones vitales que ha de realizar el adulto: búsqueda de pareja, trabajo, vivienda, nuevas relaciones sociales, jubilación y vejez.
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Responsabilidad activa en la opción por un proyecto de ser humano, según el Evangelio y nuestra identidad agustiniana.
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Vivencia clara de los principios y valores cristianos y agustinianos.
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Compromiso constante por el mejoramiento personal y del entorno.
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Participación activa y efectiva en los procesos pedagógicos y en los órganos colegiados.
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Actitud positiva y emprendedora frente al Colegio.
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Preocupación constante por el mejoramiento de las relaciones interpersonales.
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El ser humano es siempre abierto a la trascendencia.
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El hombre y la mujer son inquietos por naturaleza y buscadores incansables de la verdad.
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La interioridad es el camino que lleva a esa verdad.
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Por lo tanto, el ser humano vive deseoso del encuentro con Dios y sus semejantes.
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Este deseo lo mantiene en un proceso permanente de conversión.
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El amor, la amistad y la solidaridad hacen del ser humano agustiniano un ser personal y comunitario.
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La participación en la valiosa tarea de construir la sociedad y el estado, principalmente, a través de sus procesos pedagógico-formativos, haciendo de la familia un lugar privilegiado para promover y fomentar el desarrollo integral de la persona y de convivencia fraterna.
Para ello, la Familia Agustiniana se compromete a:
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Brindar educación eminentemente pedagógica y formativa para crear un ambiente que favorezca la vivencia sana y digna de los alumnos y el testimonio de los valores, los principios y la moral, así como la doctrina agustiniana.
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Practicar el respeto y la dignificación de las personas, la solidaridad y los valores y estima hacia todos y cada uno de los miembros que conforman la institución educativa, como muestra de la moral y la fe católica.
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Valorar y respetar los principios y condición étnica, moral, religiosa y social que son propios de todo ser humano y que promueve la institución educativa para la formación integral de los educandos.
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Promover la cooperación y participación de los padres de familia, primeros y principales educadores de sus hijos, para integrar, acompañar y complementar la misión educativo – formativa del hogar como muestra de su compromiso educativo.
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Hacer posible la convivencia escolar, respetando y haciendo respetar el Acuerdos de Convivencia Escolar y Comunitaria, que ordena la vida interna en el Colegio.
La familia agustiniana, privilegiado grupo de interés para el Colegio, debe sentirse implicada eficazmente en los ámbitos familiares, escolares y comunitarios. Tres contextos en los que la familia está convocada a desarrollar múltiples colaboraciones necesarias para alcanzar el éxito en la escuela: paternidad – maternidad responsable, comunicación asertiva, voluntariado familiar, aprendizaje en casa, tomar decisiones compartidas y colaborar con la comunidad escolar.
-
La confianza es el elemento crítico de la relación familia-escuela. La estrategia educativa familia – escuela, imprescindible para conseguir un clima de colaboración eficaz orientado al progreso y el éxito de todos los alumnos, exige comunicación, diálogo y trabajo colaborativo.
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Ese trabajo colaborativo debe centrarse en tres procesos claves:
- Crianza de los hijos (incluye actitudes, valores y prácticas, estilos parentales, tipo de control y relación con los adolescentes).
- Relaciones hogar – escuela (incluyen comunicación con el docente, participar en eventos del colegio, en la escuela de padres, en proyectos de voluntariado y en grupos de decisión).
- Responsabilidad ante los resultados del aprendizaje o ante aquellas actividades del hogar y de la comunidad que promueven el crecimiento social y académico; hacer seguimiento al progreso académico de los alumnos permite tener razonables expectativas de éxito.
- Estar orientado en la línea de una efectiva democratización, abierto a todos los sectores sociales y con estructuras organizativas adecuadas.
- Cuidar la calidad de los contenidos y la pertinencia de los métodos educativos, así como el desarrollo de valores, actitudes y conductas cónsonas con el Proyecto Educativo explicitado.
- Fomentar un ambiente de libertad, en donde sea posible la creatividad, la investigación y la búsqueda de nuevos y más eficaces caminos educativos.
- Funcionar como Comunidad Educativa, integrando en sus diversos niveles de gestión, a todos y cada uno de los agentes que la constituyen.
- Integrarse en la comunidad local, a fin de “estimular la comunidad civil en todos sus sectores para lo cual, es necesario instaurar un diálogo franco y receptivo, a fin de que asuma sus responsabilidades educativas y logre transformarse, junto con sus instituciones y recursos, en una auténtica ciudad educativa”.
- Insertarse en la Iglesia local y facilitar la integración de las familias a la misma, potenciando la vivencia de la fe y la práctica de la solidaridad.
- Asumir sin temores el riesgo de anticipar el futuro y abrirse a experiencias educativas innovadoras.
- Promover, apoyar y participar en la formación permanente.
Es parte importante del proceso pedagógico institucional, particularmente en lo que hace referencia a las relaciones entre personas y sus implicaciones en el proceso de formación y crecimiento individual y grupal.
Que cada alumno al saberse hombre o mujer actúe, sienta, piense y viva como tal de acuerdo con las pautas y variables culturales propias de nuestra época y contexto social, sin menoscabo de las tradiciones que se juzgue, requiera o sea importante conservar.
4. Gestión Académica de Calidad
Institucionalmente se mantiene viva la convicción de que la educación es la herramienta más poderosa con que las nuevas generaciones pueden transformar su realidad, mejorar su calidad de vida y acceder con ventaja a la sociedad del conocimiento. Por eso, todos nuestros esfuerzos se centran en brindar una educación de calidad a todos los alumnos del Colegio.
Entendemos que un colegio de calidad es aquel que se preocupa porque los procesos se centren en sus alumnos, quienes aprenden lo que deben aprender cuando lo deben aprender, atiende a la diversidad y cuenta con procesos amplios de participación bajo el siguiente postulado: un colegio de calidad es aquel que ofrece un conjunto de condiciones básicas que aseguran el ingreso y la permanencia de los niños, niñas y jóvenes en el sistema educativo, así como el progreso en su desarrollo socio-afectivo e intelectual; lo que supone una concepción compleja de calidad, que va mucho más allá de las evaluaciones de conocimientos e incluye la perspectiva de los derechos humanos en toda la gestión escolar. La calidad educativa es una de las expresiones más utilizadas actualmente en el ámbito educativo, como punto de referencia que justifica cualquier proceso de cambio o plan de mejora.
Resulta ya un tópico afirmar que vivimos en una sociedad cuya principal característica es el cambio y los permanentes procesos de transformación que se dan en el seno de la misma. La escuela forma parte de esa sociedad y tiene su razón de ser en el servicio que presta a la sociedad; por ello, está afectada por los cambios sociales, económicos y culturales del medio o entorno en el que se encuentra. Como organización, debe adaptarse de forma inteligente a su entorno cambiante y reflexionar de forma permanente sobre la calidad del servicio educativo que presta a la sociedad: en el campo de los conocimientos, es preciso una revisión permanente ante la caducidad de los mismos; surgen nuevos conocimientos y destrezas en la búsqueda y tratamiento de la información, con la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación; la formación en valores es un reto permanente, cuya importancia se acrecienta con la apertura hacia una sociedad cada vez más intercultural; en las relaciones familia – escuela – sociedad; en el campo laboral; en la continua revolución en el ámbito de la pedagogía, de la metodología y de la organización.
Responder a todos estos retos desde la institución escolar es una tarea compleja como compleja es la organización escolar y los procesos de enseñanza y aprendizaje: organización del Colegio, clima escolar, ambiente de trabajo, enseñanza-aprendizaje, evaluación, orientación y guiatura, apertura y participación a la comunidad educativa.
Sólo desde una perspectiva de reflexión permanente y de innovación se puede conseguir una educación de calidad, que responda a las necesidades y demandas del alumnado. Innovar es responder a las necesidades de una sociedad en permanente cambio cultural, científico o tecnológico, lo que exige al Colegio formar a sus alumnos para el futuro. Por otro lado, conviene recordar que Calidad no es un concepto estático, es una característica de las cosas que indica perfeccionamiento, mejora, logro de metas. Calidad no es igual a perfección. Ninguna acción humana y, por lo tanto, ningún sistema educativo puede ser perfecto, pero sí puede y debe aspirar a mejorar. Cuando hablamos de un programa o sistema educativo de calidad, nos referimos a aquél que ha alcanzado estándares superiores de desarrollo, en lo filosófico, científico, metodológico o en lo humano.
Formación basada en competencias
En consonancia con lo dicho hasta ahora, el primer componente del modelo se refiere a una formación basada en competencias. Se distingue entre competencias básicas (comunicativas, matemáticas, científicas, ciudadanas) y competencias específicas en cada área de conocimiento.
La concepción de competencia hace referencia a la capacidad de movilizar conocimientos, valores, habilidades, actitudes, comprensiones y disposiciones entre sí para facilitar el desempeño flexible y eficaz de una actividad o de cierto tipo de tareas en contextos relativamente nuevos y retadores.
Las competencias también hacen referencia a lo que los alumnos deben saber y saber hacer con lo que aprenden. Asimismo, lo que hace posible desarrollar competencias, es la generación de situaciones de aprendizaje significativas en donde la formulación de problemas, la búsqueda de respuestas, la valoración de los saberes previos, el estudio de referentes teóricos, las preguntas constantes, el debate argumentado, la evaluación permanente, sean parte constitutiva de la práctica pedagógica en el aula de clase.
Estrategias de aprendizaje significativo
El segundo componente del modelo educativo es el aprendizaje significativo centrado en el alumno, concepción en la que se valoran los conocimientos y experiencias previas, se privilegia el trabajo personal y cooperativo del alumno como procesador activo de la información y se organiza el trabajo del docente como mediador, que tiende puentes cognitivos y promueve las habilidades del pensamiento.
Para la realización y ejecución del aprendizaje significativo en la práctica pedagógica se posibilita el uso de seis variables: el trabajo en grupos de aprendizaje cooperativo, la elaboración de organizadores gráficos, el medio, la motivación, la creatividad y la adaptación curricular:
- El trabajo en grupos de aprendizaje cooperativo: El aprendizaje cooperativo requiere de grupos de estudio y trabajo, porque es en el trabajo en grupo donde los alumnos pueden mejorar sus aprendizajes y colaborar con los menos favorecidos en su desarrollo cognitivo.
- La elaboración de un organizador gráfico mediante el cual se establecen relaciones conceptuales con un orden jerárquico, unido mediante conectores lógicos.
- El medio: considerado como todo aquello que rodea a las personas desde elementos físicos, geográficos, socio económico y cultural, que lo constituyen como tal por su continua interacción.
- La motivación: entendida como el conjunto de situaciones que lleva a las personas a alcanzar metas determinadas. Puede ser de tipo intrínseca o extrínseca.
- La creatividad: como variable del aprendizaje significativo es la que más goza de importancia si se la observa como la capacidad que tienen algunas personas para combinar, asociar y transformar diferentes elementos que conduzcan a un resultado novedoso y original con buenos resultados. Unida a ella se encuentran la imaginación y el pensamiento divergente.
- La adaptación curricular: como adecuación del plan de estudios a los contextos y situaciones de los alumnos. Se relaciona con las necesidades educativas especiales.
La institución ha asumido como opción para el aprendizaje y la enseñanza el enfoque cognitivo basado en el aprendizaje significativo por estas razones:
- El constructivismo posibilita el desarrollo de los procesos de pensamiento de los alumnos.
- El aprendizaje conduce a la creación de estructuras de conocimiento mediante la relación sustantiva entre la nueva información y las ideas previas de los alumnos.
- El docente presta ayuda pedagógica ajustada a la diversidad, necesidades, intereses y situaciones en la que se involucran sus alumnos.
- El constructivismo, a la vez que permite el desarrollo del pensamiento, posibilita el desarrollo de habilidades sociales y afectivas.
Según el constructivismo cognitivo, el aprendizaje se determina por conocimientos y experiencias dentro de las estructuras mentales de los alumnos, quienes al vincular lo previo con los conocimientos que el docente da a conocer, procesan activamente la información para dar origen a un nuevo conocimiento de tipo significativo. El trabajo cooperativo es un factor fundamental para el desarrollo de las clases, ya que el mundo globalizado en que vivimos exige el saber relacionarnos con el otro, respetar sus puntos de vista, diferenciar sus capacidades y, sobre todo, aprender a convivir juntos, principio que como seres humanos debemos hacer primar sobre muchos otros.
Formación para la ciudadanía
El tercer componente del modelo educativo es la formación humana y ciudadana como soporte y pilar para una eficaz transformación social, tal como lo enseña el nombre del Proyecto Educativo del Colegio. La concepción antropológica reconoce al alumno como un ser personal y pluridimensional, ofreciendo a niños, niñas y jóvenes las herramientas necesarias para relacionarse con otros de una manera comprensiva y justa.
La formación ciudadana, desde el desarrollo de las competencias ciudadanas permite que cada alumno contribuya a la convivencia pacífica, participe responsable y constructivamente en los procesos democráticos, respete y valore la pluralidad y las diferencias, tanto en su entorno cercano, como en su comunidad educativa, familia y país.
En el modelo educativo la formación ciudadana desde elementos éticos, políticos y pedagógicos caracteriza la intencionalidad formativa del currículo por lo que goza de un privilegio que se expresa de manera transversal en todos los componentes para su consecución.
Si complejo resulta definir el concepto de calidad educativa, mayor aún es la dificultad para precisar los niveles de calidad institucional o determinar cuándo una institución educativa es de calidad. Si la finalidad esencial de las instituciones educativas es impulsar y orientar la educación de los alumnos, podría considerarse que una institución educativa de calidad sería aquella en la que sus alumnos progresan educativamente al máximo de sus posibilidades y en las mejores condiciones posibles.
Pero, para poder sustentar esta afirmación, necesitamos conocer una serie de aspectos del centro educativo relacionados con la organización, la gestión, la dirección, los resultados académicos, etc. y para ello, precisamos disponer de unos referentes o componentes a los que con frecuencia se denomina variables.
4.3.1. El producto educativo como identificador de calidad
La finalidad principal y última de un centro educativo es conseguir que sus alumnos alcancen niveles educativos de calidad. La calidad del centro, entendida en términos de resultados, estará íntimamente relacionada con la eficacia y, sobre todo, con la eficiencia en el aprovechamiento de los recursos y los procesos para la consecución de los objetivos educativos. Entre los criterios que podemos utilizar para medir el nivel de calidad del colegio en relación con la calidad del producto, están:
- Acomodación al grado de desarrollo de los alumnos (físico, intelectual, social y moral), a sus necesidades, intereses y expectativas.
- Reconocimiento de los alumnos, padres, personal del centro y cuantas personas reciben el efecto o impacto del producto educativo.
- Permanencia o duración del producto o sus efectos en su ámbito social.
- Excelencia o perfección en relación con los fines o metas (objetivos del centro).
- Bajo costo de producción que no debe identificarse con presupuestos bajos, sino con el máximo aprovechamiento de los recursos.
- Disponibilidad o accesibilidad en el sentido de que el producto está tan extendido y es tan conocido y las vías para acceder a él, son tan asequibles, que cualquier alumno pueda lograrlo.
- Cantidad de producción en relación con que lo alcancen o poseen un elevado número de alumnos. El producto educativo típico de la institución educativa es la educación, como formación integral del ser humano, que se manifiesta en los valores. La cuestión siguiente es establecer qué valores han de conformar el producto educativo.
- Cumplimiento de necesidades básicas referidas a la habitabilidad del Colegio, higiene de las instalaciones (ventilación, sol, luz, aire) y de los servicios, espacios para la enseñanza, el estudio y el ocio (aulas, laboratorio, gimnasio, comedor, patio), mobiliario y transporte.
- Seguridad vital que se concreta en la seguridad del edificio, del mobiliario, del transporte, de las zonas de recreo, del gimnasio.
- Seguridad económica en cuanto que se garantiza la no discriminación por motivos económicos en la realización de las actividades educativas del centro, en las extraescolares, en los servicios complementarios y en los materiales didácticos.
- Seguridad emocional que le garantice el afecto necesario para el desarrollo equilibrado de su personalidad. Trato afectuoso del director, de los docentes, del personal del Colegio, de sus compañeros.
- Pertenencia al Colegio o al grupo de clase que se deriva de la realidad de ser miembro del grupo en cuestión. Aceptación de los diferentes miembros de la comunidad educativa.
- Sistema de trabajo en relación con la forma de enseñanza – aprendizaje, recursos disponibles, acceso a la biblioteca, uso de los medios audiovisuales, acción tutorial, metodología, sistema de evaluación, participación.
- Prestigio o reconocimiento del éxito personal que los miembros del Colegio o de la clase tienen sobre sus logros. Reconocimiento por los distintos miembros de la comunidad educativa.
- Autorrealización personal en cuanto a las posibilidades con que cuenta para actuar con arreglo a su condición personal, para desarrollar las aficiones y potencialidades que cree tener, etc. Esta satisfacción se concreta en aspectos como la libertad de que goza en el centro, en el aula, autonomía de trabajo, desarrollo de la creatividad, actividades artísticas.
- Satisfacción por las condiciones materiales como retribuciones económicas, vacaciones, seguridad del edificio e higiene, aulas y espacio de enseñanza – aprendizaje, mobiliario, recursos didácticos, horario.
- Satisfacción por la seguridad básica en la profesión en relación con la estabilidad laboral, movilidad profesional (dentro del centro y con otros centros), formación inicial, formación continua.
- Satisfacción por la estructura de funcionamiento institucional como miembro de la organización, por lo que cabe considerar la organización del Colegio (equipo directivo, servicios de apoyo pedagógico, servicios de apoyo asistencial, servicios auxiliares, etc.); documentos organizativos (Proyecto Educativo, Proyecto Curricular, Acuerdos de Convivencia Escolar y Comunitaria, Planificación General Anual, Programación de Aula, etc.); clima de trabajo (relaciones con los distintos miembros y cargos, cauces de participación, trabajo en equipo, coordinación, etc.).
- Satisfacción por los resultados alcanzados, independientemente de la que tengan otros sectores o servicios administrativos, en cuanto a valores desarrollados, calificaciones, conocimientos adquiridos, hábitos de estudio, comportamiento genera.
- Satisfacción por el prestigio profesional en cuanto al reconocimiento social por la sociedad en general, las autoridades administrativas, etc.; reconocimiento institucional interno, la formación desarrollada, el ejercicio profesional, la autonomía de trabajo.
- En el entorno académico se pone de manifiesto en tanto que una buena formación en una determinada etapa favorece el progreso en la siguiente.
- En el entorno familiar en tanto que influye en el clima familiar.
- En el entorno laboral si el alumno es capaz de compaginar el trabajo con el estudio o bien, su situación laboral es buena por su buen nivel académico.
- En el entorno social en la medida en que las personas educadas en un centro ejercen una influencia sobre el entorno social en que se ubican: si el producto educativo es de calidad, se producirá un efecto favorable sobre dicho entorno: comportamiento cívico, clima de respeto y tolerancia social, colaboración y participación ciudadana, nivel cultural, mejora del medio ambiente, desarrollo de actividades físico-deportivas.
4.Gestión Académica de Calidad / 4.2. Ejes articulares del quehacer educativo
Conlleva la valoración o reconocimiento de los procesos de cada sujeto como realidad original y distinta. La educación personalizada responde, esencialmente, a cuatro principios metódicos: adecuación a la singularidad personal de cada alumno, armonizada ésta con el trabajo cooperativo, la posibilidad de elección de contenido y técnicas de trabajo por parte de los alumnos, la unificación del trabajo escolar en la actividad expresiva, y la flexibilidad en la programación y utilización de las situaciones de aprendizaje. La capacidad del docente para adaptar los medios a su alcance (objetivos, contenidos, metodología, organización del aula, evaluación) y ajustarse a las necesidades de aprendizaje del alumnado, garantiza la personalización. Los principios correspondientes son:
Singularidad
Hace referencia explícita al carácter único e irrepetible de la persona. Según, se puede pensar que las personas pueden llegar a parecerse por sus rasgos físicos o sus capacidades intelectuales o morales, pero nunca podrán ser iguales.
En el plano pedagógico, la singularidad conlleva la premisa fundamental de las diferencias individuales, lo que implica que los diversos programas de estudio no deben limitarse únicamente a promover el predominio de las inteligencias lingüísticas y matemáticas (o a lo sumo de las denominadas materias o asignaturas fundamentales), minimizando así la importancia de otras formas de conocimiento y privando al alumno de los reconocimientos por sus esfuerzos y su contribución al desarrollo del ámbito escolar y social, propio y de los demás.
Autonomía
Hace referencia a la capacidad que tiene la persona, como ser individual, para asumir comportamientos acordes con su desarrollo físico, mental, cognitivo y ético-moral. Una persona actúa de manera más o menos responsable en la medida en que es más o menos autónoma. En la medida que el niño crece, madura mediante la adquisición de patrones y criterios de comportamiento. Así, aprende a amarrar sus zapatos, a bañarse, a saludar, a respetar… incrementando el nivel y la calidad de las competencias necesarias para desempeñarse socialmente al interior y exterior, tanto de la familia como del colegio.
Un elemento fundamental en el proceso de crecimiento autónomo lo constituye el desarrollo de la propia identidad, proceso que se inicia en la infancia pero que se reafirma, de manera contundente y traumática, durante la adolescencia. La denominada “crisis de identidad” se entiende como “la forma diferente de sentir y vivenciar la propia realidad individual en comparación con la realidad vivida durante la infancia. En ella, se pasa de manera brusca de la niñez a la vida adulta, y este cambio de situación vital o la vivencia de esta transición, es lo que produce un sentimiento de despersonalización y de extrañeza de sí mismo”. La afirmación del propio yo pareciera la tarea más importante durante esta época de la vida, lo que conlleva dos aspectos: uno individual y otro social. Lo primero, caracterizado por la afirmación del yo y lo segundo, por la rebelión contra todo sistema de valores de los adultos.
La adolescencia marca el paso, de una vida dependiente y de cuasiparasitismo, a una vida autónoma. Es el momento de romper amarras y lanzarse a la conquista de una vida diferente de la del niño. Abandona el mundo cerrado de los primeros años para lanzarse a la forma de vida y a las actividades de los adultos… El adolescente quiere asegurar su autonomía frente al medio, y la consecución de unos fines fijados por él mismo.
Son elementos importantes del desarrollo autónomo: la adopción de decisiones frente a la vida (el ajuste a las demandas sociales propias de su género, la elección ocupacional, la adopción de roles), la formación de la propia identidad (confianza frente a la desconfianza, autonomía frente a vergüenza y culpa, iniciativa frente a culpa, laboriosidad frente a inferioridad).
Adaptación
En el plano pedagógico, la adaptación alude a la disposición que debe asumir, tanto el docente como el entrabado escolar, en relación con la diversidad de personalidades que constituyen el grupo de escolares. El respeto a las diferencias individuales obliga, de alguna manera, a que cada maestro conozca a cada uno de sus alumnos tanto en sus potencialidades como en sus limitaciones y que establezca procesos didácticos que garanticen éxito para todos en el proceso educativo que lidera.
La adaptación es equivalente a un constante ejercicio de creatividad y de puesta a punto de las posibilidades y las competencias pedagógicas del maestro y del colegio, en general. Sin embargo, adaptación no significa transigir con insuficiencias, tolerar antojos o caprichos, sino que se debe intentar configurar a cada persona según sus posibilidades.
Autoestima
Se entiende como la capacidad de cada persona para reconocerse con valores y limitaciones (de carácter físico, intelectual, espiritual…) y quererse y aceptarse como tal.
Los niveles de autoestima en la persona están en directa proporción con los procesos de acompañamiento afectivo recibido desde niño en el hogar y continuados positiva o negativamente en el Colegio. Tal y como ocurre con los procesos autonómicos, el adolescente es quien enfrenta de manera crítica el proceso de aceptación de sí mismo, de valoración y reconocimiento de sus capacidades y sus limitaciones y el desarrollo de los correspondientes resortes íntimos para soportar los impactos derivados de su relación con el entorno social del cual forma parte.
Varias son las circunstancias que influyen dentro de ese proceso de aceptación: (i) el adolescente, presionado por las transformaciones corporales puberales, debe reelaborar su imagen corporal construida hasta entonces de manera “inocente” durante la infancia. El interés por el cuerpo y la apariencia física han estado presentes siempre en la historia de la humanidad. Los valores estéticos, como es lógico, han ido cambiando con el tiempo, pero no ha disminuido la preocupación de los individuos para ajustarse a los modelos culturales y a los estereotipos estéticos vividos en su época.
La necesidad de aceptarse y sentirse físicamente se complementa con la otra batalla adolescencial fundamental: su identificación como parte de un género y la necesidad de interiorizar roles, funciones y valores que lo caracterizan. En el proceso de enculturación y de socialización en el género influyen, tanto factores constitucionales (edad, nivel de desarrollo, sexo), como sociales (familia, colegio, grupo), factores que van interrelacionándose entre sí para conformar la identidad de cada individuo.
Los procesos de socialización y endoculturización determinan el aprendizaje de estereotipos, roles, valores, etc., que conforman la identidad de cada persona basándose en su género, elementos transmitidos socialmente de una generación a otra reproduciendo las estructuras sociales existentes. Esto conlleva expectativas a nivel social diferenciadas para hombres y mujeres.
La aculturación es el proceso mediante el que una cultura receptora asimila e incorpora elementos procedentes de otra cultura o de otro grupo con los que ha estado en contacto directo y continuo durante cierto tiempo. Relacionado con el concepto de aculturación, la endoculturación permite que los individuos de un grupo (generalmente niños), adquieren las pautas de conducta y demás aspectos de su cultura a partir de los otros miembros (generalmente adultos) de su grupo, mediante la observación y la enseñanza.
Los factores afectivos, así como los niveles de éxito, complementan el mapa para que la persona, en este caso el alumno, vaya configurando de manera más o menos positiva los niveles de aceptación de sí mismo. El éxito académico, por ej., sumado al éxito en sus relaciones socio-afectivas, determinará en qué medida la persona joven va elevando sus niveles de autoestima, sumado a los demás factores anteriormente descritos.
En el plano pedagógico, le corresponde al colegio apalancar los procesos de tal forma que, garantice un tránsito lo más tranquilo posible por cada uno de los estadios de crecimiento del alumno, teniendo siempre presente que, en las actuales circunstancias históricas, la familia ha descuidado sus obligaciones fundamentales para garantizar todos aquellos aprendizajes primarios que se colocan, precisamente, en la base de un armónico proceso de crecimiento de los niños.
Ejercicio que entremezcla el desarrollo intelectual con las disposiciones de la voluntad, permitiéndole a la persona superar el concepto de “hacer por hacer”. Los principios que corresponden son:
- Fluidez: Alude a la habilidad de la persona para producir ideas o soluciones a un problema específico. El alumno desde niño aprende a tener claro que, para solucionar un problema no existe solamente una posibilidad, sino varias. El maestro, como mediador del aprendizaje, infunde en el niño la certeza de la variedad de posibilidades para solucionar problemas de cualquier índole; de lo contrario acostumbrará al alumno a que las soluciones son monotemáticas y que dependen, esencialmente, del maestro.
- Flexibilidad: Se refiere a la capacidad para hacer “lecturas” de manera rápida, así sean imperceptibles, sobre las circunstancias que rodean a cada persona, así como la capacidad de respuesta que incluye la rapidez y la eficacia de la misma. La habilidad de adaptación hace referencia a estados (clima, por ej.), comportamientos (forma de actuar de acuerdo con circunstancias específicas), o personas (maneras de establecer relaciones o comportamientos). Además, a la capacidad para generar opciones, aceptar ideas para resolver un problema a partir de un conjunto de posibilidades y cambiar enfoques o puntos de vista. Una persona con esta característica está capacitada para actuar en contexto.
- Originalidad: Alude a la capacidad de la persona para que las respuestas que dé a problemas sean únicas y novedosas. Se manifiesta, entre otras cosas, por evidentes grados de exigencia frente a la producción personal y la insatisfacción que conlleva contentarse con reproducir esquemas o formas preestablecidas o determinadas por otros (en particular por padres y/o maestros). Es una especie de rebeldía intelectual que se acentúa en aspectos como el arte, las expresiones musicales, la literatura, la comunicación, la filosofía, entre otras.
- Elaboración: Se refiere a la capacidad para manejar información: percibir deficiencias, redefinir ideas, incluir muchos detalles. Como aspecto muy importante, la disponibilidad para recibir la crítica.
Solidaridad: Se entiende como la capacidad para adherir circunstancial o permanentemente a la causa o empresa de otros. También, a la capacidad para sintonizar de manera afectiva en el desarrollo de tareas que busquen el bienestar o el progreso de grupos sociales, comunidades o instituciones.
Es básicamente un concepto altruista y no técnico. La actitud solidaria se coloca por encima de credos, razas, opciones políticas, creencias, comportamientos o costumbres. La persona solidaria hace el bien sin miramientos, particularmente, cuando se trata de ayudar a quien está en estado de indefensión o de inferioridad de cualquier índole.
Las actitudes solidarias se expresan en el diario vivir e involucran a la persona desde la edad temprana, van en línea directa con las opciones vocacionales que ocuparán la vida adulta, pero que se espera estén matizadas de unos mínimos de actitudes por procurar el beneficio de los demás.
Pluralismo: Alude a la capacidad que tiene cada persona para aceptar la diversidad de opiniones, de tendencias o de comportamientos. Se fundamenta en el principio filosófico según el cual, el mundo se constituye de seres múltiples e individuales; donde no todos piensan lo mismo, hacen lo mismo o se comportan de la misma manera.
El enfoque humanista supone actitudes abiertas de aceptación o, cuando menos, de tolerancia hacia los demás. Este ejercicio lo vive el alumno, niño o adolescente, cotidianamente en el colegio, aprendiendo (al interior y fuera del aula), que en la diferencia está la riqueza de un grupo social y que en la colaboración y el entendimiento, se fundamentan las relaciones de carácter social de las cuales, todos formamos parte. Por tanto, apunta al concepto de asertividad y calidad en lo que se hace.
El pluralismo supone no solamente entender y tolerar sino, sobre todo, aceptar que no todo está en línea directa con las ideas, creencias o convicciones que se profesan de manera personal.
Participación: Es la característica fundamental de las sociedades modernas y se deriva de los principios de solidaridad y pluralismo. La dinámica de los grupos sociales se construye sobre actos reales de participación de todos sus individuos. El símil del cuerpo como unidad, ilustra de manera pedagógica los niveles de participación dentro de un conjunto interrelacionado; estos ni son iguales, ni se dan necesariamente de manera simultánea, pero sí de manera coordinada y armónica.
Todo organismo social depende, en mayor o menor medida, de una participación efectiva de todos los miembros que lo conforman. Familia, colegio, sociedad son los escenarios en los cuales la persona comienza, madura y desarrolla sus niveles de participación. Los elementos culturales son fundamentales; pero en nuestro contexto las tareas de participación se dan desde la misma infancia y van transcurriendo de manera dinámica por los escenarios escolares hasta desarrollarse de manera plena en el contexto del trabajo y de la vida adulta.
Es a través de actos efectivos de participación como el niño vive y aprende, tanto lo relacionado con los roles y valores sociales (el respeto, acciones de liderazgo, responsabilidad, cooperación, etc.), como la dinámica misma del conocimiento y la ciencia en todas sus manifestaciones.
5. Las Competencias para el Alumno
Un modelo educativo basado en competencias deberá integrar las siguientes competencias, que constituyen los perfiles de egreso del educando:
1. Competencias para el aprendizaje permanente
Implican la posibilidad de seguir aprendiendo a lo largo de la vida, aprender a aprender, movilizando los distintos saberes: conceptuales, procedimentales, actitudinales y valores en la solución de diversas situaciones. Integrarse a la cultura escrita, hacer un uso adecuado de las tecnologías de la comunicación y la información para comprender la realidad y participar en su mejora.
2. Competencias para el manejo de la información
Se relaciona con la movilización de saberes para identificar, valorar, seleccionar, sistematizar y utilizar información, así como el conocimiento y manejo de estrategias para el estudio y la construcción del conocimiento en diversas disciplinas y en ámbitos culturales diversos.
3. Competencias para el manejo de situaciones
Consiste en organizar y animar a los alumnos a diseñar proyectos de vida que incluya diversos ámbitos de desempeño: social, cultural, académico, económico, etc., administrándolo en tiempo y forma. Implica, además, afrontar los cambios que se presentan, tomando decisiones y asumiendo consecuencias de su actuar, enfrentar el riesgo y la incertidumbre en este mundo complejo y cambiante.
4. Competencias para la convivencia
Implican relacionarse armónicamente con otros y con la naturaleza; trabajar en equipo, en colaboración para el logro de metas o propósitos establecidos. Considera, además, el manejo de las relaciones personales e interpersonales para la convivencia, valorando la diversidad, interculturalidad y su viable inclusión.
5. Competencias para la vida en sociedad
Se refieren a la capacidad para decidir y actuar, con juicio crítico, frente a los valores y las normas sociales y culturales. Promover ejes transversales que permitan actuar con respeto a los demás, a la diversidad, combatiendo el racismo y la discriminación. Los campos formativos y las asignaturas que conforman el mapa curricular de este nuevo modelo educativo se definen y organizan con la finalidad de dar cumplimiento a los propósitos formativos establecidos en el perfil de egreso de la educación para la vida. Los currículos de la educación deberán estar orientados a niveles de desempeño con base en las áreas formativas como: “Lenguaje y comunicación”, “Pensamiento matemático”, “Exploración y comprensión del mundo natural y social”, y “Desarrollo personal y para la convivencia”.
Síntesis y creación: Se corresponde con las acciones de compilar información y relacionarla de manera diferente, establecer nuevos patrones, descubrir soluciones alternativas. Puede asociarse a la resolución de conflictos.
Juicio y regulación: Representa capacidades para formular juicios con criterio propio, cuestionar tópicos y exponer y sustentar opiniones, fundamentándolas. En otro orden, se asociaría a acciones de planificación compleja, de reglamentación y de negociación.